Su verdadero nombre es Gabrielle Bonheur, y nació un 19 de agosto de 1883 en la completa pobreza, su padre la abandonó a ella y a sus hermanos en la Casa de Caridad en Samur, Francia. Su nombre, puesto por una monja, es sinónimo de fuerza y poder, y asegura a las mujeres que lo lleven, un brillo eterno, y ella lo llevó con orgullo y haciéndole honor.
Sus ansias de libertad la animaron a abandonar el orfanato y a acomodarse como dependienta, en una mercería de Moulins, trabajo que se ajustaba con sus actuaciones de canto en La Rotonde, un lugar de diversión para los oficiales del ejército. Fue en este lugar en donde comenzaron a llamarla “La petite Coco”, sin saber que con este nombre nacía la leyenda.
A sus 23 años conoció a un oficial de caballería y rico heredero textil francés, Étienne Balsan, y se convirtió en su amante. Posteriormente vivieron juntos en una zona destacada por su bosque de senderos, y la vida de caza y polo. Este estilo de vida, llena de riqueza y ocio, fomentó su carácter social, en fiestas de gran prestigio.
En 1908 comenzó un romance con uno de los mejores amigos de Balsan, el capitán inglés Arthur Edward Capel, quien también era un miembro rico de la alta clase inglesa, quien financió sus primeras tiendas: compró en las Galerías Lafayette varias docenas de sombreros, que ella misma reformó y luego sacó a la venta. Ante el inesperado éxito obtenido, no dudó en lanzar su propia línea.
Y así comenzó su carrera en el mundo de la moda: con las ganancias de su primera tienda abrió más sucursales e impuso las tendencias entre la gente “chic” de la época: el color negro, los trajes de chaqueta, las camisas blancas de líneas rectas, lo jerséis masculinos adaptados a la mujer… Así es como comenzó todo.
Permaneció junto a Capel durante nueve años, aun cuando Capel se casó con la aristócrata inglesa lady Diana Wyndham, en 1918. Lamentablemente para Coco, Capel falleció en un accidente automovilístico a finales de 1919, y abatida por el dolor, comenzó a utilizar prendas de color negro; poco después diseñó el llamado “pequeño vestido negro”, que fue calificado por Vogue como “el atuendo que todo el mundo usará”. Se dice que Capel fue la inspiración de Chanel para el icónico y legendario perfume Chanel No. 5.
En sus últimos años de vida, se transformó en una mujer solitaria: se hallaba enferma y debilitada, y vivía en el hotel Ritz. El 10 de enero de 1971, el cielo amaneció gris, como un presagio de un día triste. Según cuenta la leyenda, sus últimas palabras fueron “Bueno, así es como uno se muere”.
Ambiciosa, inteligente, hiperactiva, con mal genio, exigente y perfeccionista, así es como era considerada Coco Chanel, quien liberó al cuerpo femenino del tradicional corsé, y se convirtió en una referencia histórica a nivel mundial, para las nuevas generaciones.
Hoy, tras años de su muerte, sigue viva.