Chopard es la meca de la creación y diseño de relojes, joyas y accesorios de súper lujo. Fue fundada en 1860 por Louis-Ulysse Chopard, un empresario sueco de tan solo 24 años, que se inició manufacturando relojes de precisión, especializado en relojes de bolsillo y cronómetros. La calidad, el detallismo y el profesionalismo de su trabajo, lo convirtieron en el artesano más solicitado por el mercado extranjero. Con el paso del tiempo, la marca creció y logró extenderse alrededor del mundo, ofreciendo las más bellas piezas de alta joyería, que sólo muy pocas personas pueden costear.
La firma sueca lanzó una colección bajo el nombre de Imperiale, dedicada exclusivamente a la mujer, en ella busca resalta su femineidad y su grandeza. Cada tesoro de la colección es un homenaje a las mujeres más distinguidas y elegantes de la historia, que han prevalecido como iconos a lo largo del tiempo.
El reloj Imperiale Joaillerie es la obra maestra de Chopard, lo definen como: «la proeza técnica convertida en joya». El reloj cuenta con un degradé de 581 zafiros, de todos los colores, que van desde el púrpura, que es el color emblemático de la colección, pasando por el verde anís, una gran gama de azules, rojos y amarillos. Estas variaciones de colores evocan a las tonalidades que aparecen en el cielo, después de una tormenta, cuando el arco iris cruza el firmamento. El reloj es de oro rosa de 18 quilates, completamente engastado de zafiros talla baguette, cuyo degradado de colores cubre la esfera, la caja y la correa del reloj. La corona y los cubre-asas están adornados con amatistas.
La manufactura de tan exclusivo reloj, está en manos de los expertos artesanos de los talleres de diseño y producción de Fleurier Ebauches, la entidad del Grupo Chopard, quienes requieren alrededor de mil horas, para crear esta pieza excepcional de joyería. El reloj Imperiale Joaillerie representa un homenaje a la femineidad, llena de estilo y sensualidad de la mujer.
De diosas y más 